24 de agosto de 2015

CORRESPONDENCIA EN EL TIEMPO



"Me hablas te hablo, me ignoras te ignoro, me tratas mal, yo te trato peor, tú me tratas bien, yo te trato mejor. Así de simple."

Pues me vais a perdonar, pero después de reflexionar esta cita varias veces no me parece tan simple, es más, en un primer momento puedo estar de acuerdo con ella, de hecho la he retuiteado en Twitter, pero si me pongo a profundizar palabra a palabra encuentro lo que al final dicen que llevamos todos los seres humanos, innato en los genes desde el nacimiento, el egoísmo.

Desarrollemos la frase cambiando las palabras y su significado.
Me hablas, te hablo. Te hablo, deseo que tú también lo hagas. Me ignoras, eso sólo lo sabes tú, yo no, no pretendo ignorarte siendo consciente de ello, a no ser que me lo digas, entonces ya queda claro, para mi.

Me tratas mal, tendrás tus razones, pero seguro que son equivocadas, no soy rencoroso y mucho menos tengo la necesidad de competir y quedar por encima, incluso cuando la causa efecto sea de lo más negativo.

Me tratas bien, me siento bien, lo celebro pero tampoco me voy a poner a medir quién de los dos se porta mejor, no existe báscula para esto.

Te trato sin distinciones, pues si las hiciese no sería yo mismo, tendría varias caras, pero al final la auténtica siempre se da a conocer, por eso prefiero llevarla siempre por delante y mostrarla, independientemente de tu condición, al final todos somos iguales. Y todos, necesitamos de todos, esto último se lo escuché a un amigo de mi padre hace más de cuarenta y pico años.

Resumiendo, si no te hablo quizás sea porque no tengo nada que decirte, si te hablo creo que tú también lo harás, dependiendo de si te pregunto, te sugiero, te comento o simplemente te saludo. En función de tu persona así me responderás, el silencio también es respuesta, unas veces vacío, otras con melodía.

Y si eres de esas personas que ignoran todo, pero todo lo de los demás, que tan solo estás pendiente de quién está pendiente de ti, te aconsejo que aparques y elimines esa práctica, estás abandonando a tu propio yo, por muchas adulaciones que recibas a diario, por muchas flores  que recibas, por muy bien que te hagan sentir interiormente como consecuencia de los comentarios y citas sobre tu persona, ¡ojo! no te lo creas, pues sí así lo haces, tu humildad la habrás perdido, no solo la humildad, tu yo verdadero ya se habrá ido y será empresa casi imposible el volver a recuperarlo. Vendrán los bajones, las decepciones etc.

El corazón suele avisar, normalmente si estamos en paz con nosotros mismos lo escuchamos claramente, al contrario, nunca. A la paz interior me gusta definirla como a la hermana pequeña de la verdad, de lo que sí soy consciente, es que difícilmente conoceré a su hermana mayor, aunque estando siempre en alerta, a veces ésta, te hace un guiño. 

Conclusión, pensemos lo que pensemos, creamos lo que creamos, aunque a menudo echemos en falta cosas y gentes, afortunadamente en este mundo contamos con un juez que nunca se equivoca, el tiempo. Su senda, todos la recorremos.