12 de agosto de 2012

TIEMPO DE CAMBIO



Lo siento, llevo cómo más de mes y medio intentando crear una nueva entrada en mi blog, bueno es la moda llamarlo blog, al fin y al cabo es un diario.

El no haberlo escrito y publicado ya, es totalmente culpa mía, culpa por no dejarme llevar por mi intuición por ese sexto sentido que aseguran los expertos que poseemos todos y no sabemos ni de su existencia, ni en desarrollarlo. Éste me decía y me dice que no hable de política ni de los políticos.

La nueva entrada que aún conservo en borrador, estaba dedicada a comentar los últimos acontecimientos en nuestro continente, hacia esa profesión que yo creía digna hasta hace poco tiempo y que ellos mismos mediante sus acciones, han conseguido crear un clima de descrédito, animadversión y falta de credibilidad potencialmente manifiesta, por no emplear adjetivos que siento sentirlos en mi interior cómo lo más parecido al odio, acompañado de impotencia e indignación. 

Le había puesto el titulo de Politicuchos, Politiqueros y Políticos, estos últimos los menos hoy en día, ya no existen.

Después de escarbar en la historia de las definiciones tan comúnmente conocidas, cómo derecha e izquierda, uno recuerda algo de su época de estudiante cuando D.Esteban nos explicaba en clase de Historia Universal, que estos términos salieron allá por 1792 de la Asamblea Constituyente de la Francia Revolucionaria, cuando uno hace un poco de historia ante nuestra democracia, unos dicen que muy joven todavía, me atrevería a decir que caducada y pasada de fecha ya, desde hace tiempo, gracias a la gestión de estos llamados politiqueros y politicuchos que a parte de su provecho personal han dejado  a este colectivo cómo decía al principio muy, pero que muy tocado.

Que una de las principales causas de esta crisis-estafa impuesta, es la aniquilación total de la hasta ahora llamada clase media, que la moneda única les ha venido al pelo para realizar esto, con el único fin de que el pobre sea más pobre mientras el rico se hace más rico.

Bien, llegado a este punto, me rindo, me bloqueo no puedo continuar. Me veo incapaz de redactar mis vivencias y sentimientos personales hacia estos políticos actuales a los que les veo con un complejo, no de superioridad sobre los demás, más grave aún, los veo con complejo de Dioses Universales.

Con todo, y pasado ya el tiempo me quedo con los políticos en los que creí hace un tiempo y que este mismo tiempo, juez implacable, me ha demostrado que eran infinitamente más honrados que los actuales y con unas ideas y ganas de trabajar por el bien común demostradas fehacientemente. 

Y sí, voy a dar sus nombres, con su particular pasado todos, recuerdo cuando se sentaron por primera vez a debatir el futuro inmediato de este, nuestro país. (Me refiero al fin del franquismo y creación de nuestro régimen actual. Año 1976 en adelante)

Léase; Adolfo Suarez, Santiago Carrillo, Manuel Fraga, Felipe González, Dolores Ibarruri, etc.
Estaré equivocado, sé que incluso dentro de mi núcleo familiar alguno de estos personajes han sido repudiados, sí repudiados por la herencia que traían del régimen anterior, de una guerra tan cruel cómo estúpida y de una postguerra aún peor, pero yo sólo escojo un tiempo y ese tiempo en este caso sí fue mejor. 
Al menos no se reían de mí, no me estrujaban económicamente, en una palabra podía respirar, en el momento actual cada vez menos, y con el miedo de qué será lo próximo. Y todo bajo el manto fictício de dos palabras que se las saben muy bien, se las saben, democracia y estado de derecho.

Tiempo de cambio es lo necesario, lo pide la sociedad a gritos, lo pedimos, se pide que depuren responsabilidades, que devuelvan lo que no les pertenece, que se sancione a quién vulnere y haya vulnerado la ley, y da lo mismo izquierda, derecha, centro, arriba o abajo. Qué verdad es, que a los hombres no les mueven las ideas, ellos juegan con esto, les mueven los intereses. 

En alguna ocasión lo he manifestado, maldito vil metal, nos ha matado, nos mata y nos matará.

Votaré a quién luche por evitarlo.

Con todo el descrédito y falta de credibilidad que acuso, creo en mis semejantes, y sé que esas personas existen, personas que si no fuese por ellas el mundo no sería mundo mientras que los honores y medallas se las cuelgan otros, no importa, la verdad ¿quién la conoce?

Ni mi verdad es verdad, no lo sé, no sé nada, soy el mayor de los ignorantes pero yo elijo mis opciones ideológicas al igual que cada cual. Al igual que en aquella célebre anécdota histórica, el pensar, al menos aún me pertenece. 

Con la ilustración adjunta, resumo el fondo de mi nueva entrada, un poco más desarrollada "humorísticamente". 




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